Claves del Impuesto de Sucesiones: trámites, cuánto hay que desembolsar, se puede pagar con el dinero del fallecido...

El Impuesto de Sucesiones es una obligación fiscal que se activa cuando una persona recibe una herencia. Se trata de una transmisión gratuita de bienes o derechos a causa del fallecimiento, regulada por la Ley 29/1987 y su reglamento 1629/1991. Sin embargo, la complejidad normativa genera numerosas dudas entre los ciudadanos que deben cumplir con este tributo.

El pago del impuesto debe realizarse en un plazo máximo de seis meses desde la fecha de defunción y, para su liquidación, los herederos deben presentar la documentación necesaria, como la manifestación de herencia, la declaración de herederos, el testamento (si existe), y un inventario y avalúo de los bienes.

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Aspectos clave para el cálculo y pago del Impuesto de Sucesiones

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El importe a pagar varía según la comunidad autónoma, ya que la Ley 22/2009 devolvió a cada región la competencia normativa y la gestión del tributo. Por ello, el cálculo depende del valor neto de los bienes heredados, descontando cargas, deudas y gastos.

Grupos de beneficiarios

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  • Grupo I: descendientes y adoptados directos.
  • Grupo II: ascendientes.
  • Grupo III: colaterales hasta el cuarto grado.
  • Grupo IV: demás personas.

Las bonificaciones y tipos impositivos difieren notablemente entre comunidades. Por ejemplo, en Cataluña las reducciones oscilan entre el 99 % y el 57,37 % para el Grupo I, según la base imponible. En Asturias, las herencias de los dos primeros grupos están exentas siempre que no superen los 300 000 euros. En la Comunidad de Madrid, la bonificación alcanza el 99 % para los dos primeros grupos.

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Para determinar la cuota a pagar, es posible utilizar la calculadora oficial de la comunidad correspondiente o acudir a un abogado o asesor fiscal. El impuesto puede abonarse mediante domiciliación bancaria o ingreso en efectivo.

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En cuanto al origen de los fondos, la jurisprudencia permite que el dinero disponible en las cuentas del fallecido se utilice para cubrir el Impuesto de Sucesiones, siempre que se cuente con la autorización correspondiente. De este modo, los herederos pueden liquidar la deuda sin necesidad de recurrir a préstamos externos, aunque no pueden disponer libremente de esos recursos hasta que la autorización haya sido formalizada.

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