La falta de obreros y materiales crea el cóctel de la reforma interminable: "Más te vale tener dinero y otra casa en la que vivir"

Una reforma que empezó con ilusión en 2022 se ha convertido en una odisea para Raquel Pérez, psicóloga de Osco, que todavía lucha por terminar su piso mientras soporta la falta de mano de obra, los constantes retrasos y el aumento de los precios de los materiales.

El proyecto, que debía transformar un inmueble en un hogar habitable, ha estado plagado de obstáculos: el suelo y la cocina fueron los últimos en completarse, la falta de materiales provocada por la guerra en Ucrania ha encarecido los insumos, y la escasez de profesionales ha generado una cadena de esperas entre albañiles, fontaneros y electricistas.

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Escasez de mano de obra y sus consecuencias

Escasez de mano de obra y sus consecuencias

El caso de Pérez no es aislado. El Informe sobre el sector de la construcción 2023 de la Fundación Laboral de la Construcción señala que más del 50 % de las empresas del sector atribuyen sus retrasos a la dificultad de encontrar personal cualificado en los oficios de albañilería, fontanería y electricidad. En estos tres gremios, el 70 % de las ofertas de empleo permanecen abiertas durante al menos un mes.

Además, sólo el 20 % de los trabajadores en activo cuenta con una formación acreditada y actualizada, lo que incide directamente en la calidad de las reformas realizadas en todo el país.

“Mi predecesor en la obra siempre comenta que los oficiales de primera son gente bastante mayor. Él, con 63 años, es de los más jóvenes; los últimos con esa formación tienen 58 o 59”, explica Pérez. “Hoy en día el sector está mal remunerado, por lo que pocos jóvenes se animan a entrar, y los que lo hacen deben dominar varios oficios porque la mayoría de los trabajos son reformas, no obra nueva”.

Nacho Fernández, director de desarrollo técnico de Lumon España, confirma que la falta de coordinación entre los distintos profesionales genera un efecto dominó que paraliza los proyectos. “Cuando un albañil no está disponible, el carpintero no puede avanzar y, por tanto, tampoco el electricista. Cada retraso altera la planificación y aumenta los costes”, señala.

Fernández añade que, para cumplir plazos, algunas empresas contratan personal sin la capacitación adecuada, lo que degrada la calidad del trabajo y la satisfacción del cliente. “Mantener andamios, alineadores y recursos auxiliares supone un gasto adicional que se prolonga cuando la obra se retrasa. Si el retraso coincide con la subida de precios de aluminio, cristal o acero, el presupuesto original desaparece”.

Henar Plaza, experta en marketing y propietaria de un piso en Brunete (Madrid), vivió una situación similar. “La empresa responsable de la obra se ausentó en múltiples ocasiones, a veces avisando y otras sin comunicar nada. Los días de trabajo no fueron continuos y la fase de desescombro, que debería ser rápida, se alargó mucho más de lo previsto”.

Plaza también tuvo que enfrentar la presión de una fecha límite: la llegada de su bebé. “Queríamos terminar antes del nacimiento, pero la reforma sigue en marcha y todavía estamos alojados en casa de un familiar”.

Los testimonios de Pérez, Fernández y Plaza evidencian una cadena de problemas interrelacionados: escasez de mano de obra cualificada, falta de planificación, aumentos de precios y una comunicación deficiente entre los distintos agentes.

Ante esta coyuntura, los expertos proponen medidas que van más allá de soluciones puntuales.

Propuestas para mejorar la situación

Formación profesional continua: impulsar escuelas y centros de formación que ofrezcan programas actualizados en albañilería, fontanería y electricidad, con certificaciones reconocidas.
Revalorización del oficio: mejorar la remuneración y las condiciones laborales para atraer a jóvenes al sector y evitar la envejecimiento de la plantilla.
Planificación realista: elaborar presupuestos que incluyan márgenes de seguridad frente a la volatilidad de los precios de los materiales.
Coordinación de equipos: establecer protocolos de comunicación claros entre todos los subcontratistas para evitar cuellos de botella.
Apoyo institucional: políticas públicas que faciliten la contratación de mano de obra cualificada y promuevan la innovación en métodos constructivos.

Para quienes ya están inmersos en una reforma, los consejos prácticos de Pérez son claros: contar con recursos financieros suficientes, disponer de una vivienda alternativa durante la obra y, sobre todo, armarse de paciencia. “Cuanto más dinero tengas, más rápido pueden avanzar los profesionales. Y si puedes vivir fuera del piso mientras se reforma, el proceso será mucho menos estresante”.