Las entrañas de los UGV, los drones terrestres que están salvando a los soldados ucranianos 'embolsados' por Rusia en Mirnogrado

Ucrania mantiene una defensa tenaz en las ciudades de Pokrovsk y Mirnogro, situadas en el óblast de Donetsk, mientras las fuerzas rusas continúan avanzando y buscando rodear los últimos enclaves ucranianos en la región del Donbás.

Según el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, la ciudad de Pokrovsk ya habría sido capturada, pero el gobierno ucraniano niega la caída de la localidad, indicando que todavía se encuentra bajo presión pero no ha sido tomada. El jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, confirmó que sus tropas conservan el control de la parte norte de Pokrovsk y de algunas zonas de la ciudad satélite de Mirnogro.
El cerco de Mirnogro y el papel de los UGV

Kiev ha reforzado sus posiciones con fuerzas especiales, unidades de asalto de élite y grupos de drones para sostener la resistencia en Pokrovsk y sus alrededores. En Mirnogro, la ofensiva rusa ha dificultado considerablemente la logística de entrada y salida, ya que el control ruso sobre las rutas de acceso convierte cualquier intento de penetrar con vehículos blindados en una misión casi suicida.
Oleksii Hodzenko, jefe de prensa del batallón de drones de la 38.ª Brigada de Infantería de Marina, explicó que el ejército ucraniano depende cada vez más de drones terrestres para transportar alimentos, agua y equipos médicos a sus soldados. En los tres años de conflicto, el uso de vehículos terrestres no tripulados (UGV) se ha expandido de forma notable.

BBC News señaló que la batalla de Pokrovsk podría pasar a la historia como la primera en la que se emplearon sistemas terrestres robóticos a gran escala. Los UGV son vehículos pequeños, similares a minitanques sin torreta, que pueden operar a distancia desde una zona segura y son difíciles de detectar y de interferir, en comparación con los drones aéreos.

Inicialmente diseñados para tareas logísticas —evacuación de heridos y entrega de suministros—, los UGV están siendo adaptados para funciones más complejas. Según Oleksandr Yabchanka, jefe de sistemas robóticos del Batallón Lobos Da Vinci, estos robots también se emplean para desminado, ataque a posiciones rusas, y como bombas improvisadas que pueden cargar entre 22 y 30 kilogramos de explosivos, superando ampliamente la capacidad de carga de los drones aéreos, que rara vez superan los 10 kilogramos.
Los UGV pueden acercarse a objetivos enemigos con mayor precisión que un soldado, reduciendo el riesgo para el personal ucraniano. En un video del batallón mencionado, se observa cómo un robot penetra en un refugio ruso y detona su carga, causando bajas entre la infantería adversaria.

Sin embargo, los UGV presentan limitaciones. La pérdida de la señal de control puede convertirlos en “pila de chatarra” inservible, y su uso para rescatar heridos conlleva el riesgo de dejar al soldado expuesto si la conexión se interrumpe. Por ello, su empleo se reserva como último recurso en situaciones críticas.

El desafío de Ucrania radica en mantener abiertas rutas de suministro y evacuación en un entorno cada vez más hostil, mientras busca innovar con tecnologías no tripuladas para compensar la superioridad numérica rusa.





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